Nubes, quebradas, cañones en las montañas,… se nos pierde la vista, estamos en los Andes en Ecuador. Un segundo control e narcóticos nos hace volver a la realidad, nos piden la documentación, nos hacen bajar del autobús y piden que saquen nuestras mochilas. Qué raro, sólo a nosotr@s. Entre oreguntas rutinarias nos registran las mochilas de mano, y huelen la riñonera, que lleva todo el viaje sin lavarse, dice que nos guarden las mochilas, nos devuelven el pasaporte y dicen que nos podemos ir. Seguro que se le quitaron las ganas de oler algo más 😀
Llegamos a Ibarra, un pueblo de sierra bien fresquito, pero el sol quema la piel, normal que la gente del lugar tenga las mejillas siempre rojas.
Investigamos la zona, tenemos hambre y nos dejamos tentar por cualquier cosa menos un “almuerzo”. Llegamos al mercado, un lugar con mucha vida, nos gusta éste ambiente. Intentámos pasar desapercibidos pero nuestro aspecto nos delata. Mmmm… ¡Qué rico huele todo! ceviche, arroz con pescado o camarón, cocada de pescado, encebollado, pescado frito o apanado,… ¡Qué dificil decisión! ¡Queremos probarlo todo! Finalmente probamos la cocada y el arroz con camarón y mientras esperamos que nos sirvan nos traen “crispetas” (sí, sí, crispetas no palomitas) y chifles (platano verde frito como si fueran patatas chips). Mmmm… nos encanta todo, ilus@s pensamos que la dieta de Ecuador será más que el seco de pollo.
Otro amanecer, vamos de excursión, subimos hasta el mirador de San Miguel, patrón de la localidad, la vista es realmente bella. A un lado del mirador vemos la laguna sagrada de Yahuarcocha que significa “laguna de sangre”. El nombre viene dado porque se dice que en el 1486 los Caranquís se enfrentaron a los Incas, culminando en el triunfo del inca Huayna Capac. Éste ordenó matar a todos los varones capaces de tomar las armas, dando lugar a una masacre de más de 30.000 personas; los cadáveres los tiraron a la laguna, tiñiendo así de rojo sus aguas.
Queremos adentrarnos más en este nuevo país, tenemos ganas de conocer. Así que vamos a unas pequeñas comunidades indígenas de la zona. Ágato y Peguche son pequeños pueblos muy rurales, acá cada casa tiene su parcelita de maizales y sus gallinitas. La buseta que los comunica parece de otros tiempos, pero sube los caminos sin asfaltar como ninguna.
Todo es nuevo para nosotr@s, se respira otro aroma… l@s niñ@s nos miran curios@s…
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Nos adentramos en un Parque, antiguamente era una gran hacienda manejada por españoles y todo lo que vemos fue construido por indígenas esclavos. Es de un verde profundo, el sendero de piedrecitas nos lleva hasta una linda cascada sagrada. El lugar desprende tanta magia que hay montones de leyendas a su alrededor.
Nos despedimos de Ibarra para llegar a Cayambe, un lugar con muchas panaderías y una plaza con una bola de discoteca al estilo Elvis. Vamos a conocer Puntiaquil, una pirámide pre-inca. Está señalizada en la plaza y seguimos el camino que nos indica el letrero. Al cabo de un buen rato y una buena subida, ya cansad@s, nos rendimos. Acá no hay pirámide alguna, no puede ser que desde aquí arriba no la veamos Nos volvemos a descansar.
A la mañana siguiente, toca levantarse temprano, hoy visitaremos Cochasquí, las ruinas de un asentamiento pre-inca que en Quichua significa en medio de la laguna. La buseta nos deja cerca, pero aun nos toca caminar un poquito por un camino de piedra volcánica que brilla como si le hubieran echado purpurina. Al llegar, ¡no vemos nada! Tan sólo una ladera de montaña con muchos relieves y unas cuantas llamas. Acá vivían los Quitu-Cara y cada montículo era una pirámide, pero que las enterraron al prever la llegada del imperio Inca, para que pasaran desapercibidas y no las saquearan o destruyeran, al igual que pasa con todas las pirámides de la zona, se ve que la de ayer también 8O. Cochasquí está situada en un emplazamiento privilegiado, no sólo porque goza de un gran campo de visión de 240°, sino porque se encuentra a escasos kilómetros de la línea ecuatorial, exactamente está en la latitud 0 0 3.14 norte, lo que le permite tener una perspectiva del arco celestial espectacular. Hay un total de 15 pirámides, se cree que tenían varios usos, algunas se u
tilizaban cómo observatorios astronómicos, en la cima de una de las pirámides se encuentran un calendario solar y uno lunar que cuentan el año en 365 días y incluso los años bisiestos, y otras para ritos religiosos o militares, ya que en algunas también se encontraron cráneos.
También hay otros montículos más pequeñitos, de forma redondeada, son tolas, donde realizaban los entierros. Debajo de estas tolas, a cierta profundidad, hay cámaras donde los muertos reposan en posición fetal, y el montículo representa el vientre de la madre Tierra, ya que para ellos la muerte simbolizaba volver a nacer.
Cuanta sabiduria a nuestros pies, ojala sigamos conociendo…