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El ritmo Paraguayo


Nos encanta la sensación de investigar cosas nuevas y Paraguay es ese gran desconocido del que nadie cuenta mucho y todo el mundo (al menos el que conocemos) no lo ha visitado. Queremos adentrarnos en sus tierras, cultura, gente,… así que abandonamos la gran ciudad para llegar al pueblito de veraneo de los asuncenos, Villa Florida.

A orillas del río Tebicuary, el lugar se presenta amable, una carretera lo cruza, pero eso no impide su calma. Nos han hablado de un camping donde dormir por lo que preguntamos, sin dejar de sostener el tereré, nos dicen que podemos ir al Club Náutico. ¡Uauu! Eso son palabras mayores… Cruzamos las calles, una casa en medio de un montón de terreno, al cabo de no se sabe cuanto, otra casa con todo su superjardín,… una verja abierta, ¡pase, pase! nos dice el buen hombre. Sí, este es el Club Naútico. Ahora, no hay nadie y se pueden quedar todo el tiempo que quieran. ¿Y acampar? Donde más les guste.  Pero, esto es todo muy abierto… ¿no hay peligro? No, aquí no pasa nunca nada. Bueno…

El Club Náutico, suena a algo de superlujo, pero aunque para nosotr@s es casi cinco estrellas, nada más lejos de la realidad. Un escenario bastante deteriorado dondewpid-wp-1446150340823.jpeg plantamos la carpa, un pavimento en mal estado, unos baños, unas antiguas oficinas donde se cuelan las vacas y un porche con una casita, donde el señor vive y tiene su hamaca. Dicho así, suena mal… pero la verdad nos sentimos como en casa. El terreno es enorme  y entran las gallinas, el caballo, las vacas y los perritos. Despertar sobre un escenario, rodeado de animales y con vistas a un precioso río es mejor que cualquier hotel.

Los días pasan calmados, la tierra rojiza, el verde de la yerba, algún baño en el río,…

wpid-wp-1446150346121.jpegEl señor (perdón no nos acordamos de su nombre) se tiene que marchar por unos días y como hace tanta calor, nos ofrece la llave de su casa para usar la heladera. Estamos realmente perplej@s, puedes acampar donde quieras (sin costo o a la voluntad), las personas son amables, te ofrecen su casa, tereré, no hay robos, todo es calma…

Es otra cultura, la guaraní, un pueblo pacífico y abierto, que a pesar de haber sido masacrado (y en regiones lo sigue siendo) es de corazón noble. Nos estamos empezando a enamorar de un país por su gente.

Seguimos la ruta entre tererés para llegar a Pilar. Tomamos un bus en la misma carretera de Villa Florida y desde la ventana las llanuras se juntan con el cielo. La vista se pierde. En unas horas ya estamos en Pilar donde nuestro «único» bus se marcha en cinco minutos rumbo Humaitá. ¡Aixxx! ¿En Humaitá hay cajeros? No chicos… (nos responden con ese lindo acento paraguayo) ¿Y el siguiente bus? Mañana a las ocho (con acento otra vez 😉 ) Bueno, conoceremos un poquito Pilar…

Pilar es la capital del departamento de Ñeembucu y vive del comercio de la yerba mate y el algodón.  La yerba mate, al contrario de lo que pensábamos, no es originaria de Argentina, sino del pueblo guaraní. Cuenta la leyenda, que la Luna, Yací,  miraba desde el cielo la tierra curiosa y un día, animada por la Nube, Araí, decidieron bajar a conocerla en forma de dos lindas jóvenes. Jugando en la selva estaban maravilladas hasta que se les apareció un feroz yaguareté (jaguar), asustadas porque en la tierra carecían de sus poderes, sentían que estaban perdidas… hasta que un anciano guaraní se enfrentó al yaguareté salvando a Yací y Araí que, atemorizadas, volvieron al cielo. Al caer la noche, Yací quería agradecer al anciano guaraní, así que le llamó desde el firmamento, el anciano perplejo, escuchó. Por habernos salvado hoy del terrible yaguareté voy a hacerte un presente, al costado de tu casa han brotado unas plantas con la propiedad de acercar corazones, aliviar la soledad y unir a las personas. Debes seleccionar las mejores hojas, tostarlo y preparar la infusión con mucho amor. Y de este modo es como la Luna  nos deleitó con el el «ca-á» o yerba mate.

Nos despertamos temprano, no queremos perder el bus, pero al llegar a la estación nos dicen que hoy no hay bus porque con la lluvia de esta noche no se puede circular por la «carretera». Atrapad@s en Pilar un día más.

Tomamos tereré para apaciguar el calor, comemos empanadas de choclo, paseamos a orillas del Paraguay…wpid-wp-1446153075114.jpeg

De nuevo, son casi las ocho de la mañana, y otra vez en la terminal. Ahora sí, tomamos nuestro bus y entendimos todo. La «carretera» después de unos kilómetros de Pilar es de tierra y está bastante fangosa así que ayer debería ser un río… Durante el trayecto muchas aves, campos, haciendas, caballos,… estamos en otro tiempo con otros tiempos…

¡Humaitáaaaa! Nos dice el conductor. Bajamos, estamos en una hermosa placita, nos repartimos, un@ espera con las mochilas y otr@ se va a investigar donde podemos acampar. Me siento en un banquito con los pies en la hierba y una mujer de alma cálida se me acerca con un chipá calentito. Me lo regala. ¡Es el mejor chipá que he comido nunca! Empezamos a hablar, ella de Humaitá de toda la vida, me cuenta que podemos acampar donde queramos, que sólo tenemos que vigilar con las hormigas ¡me tienen los pies! Me sonrío.

Nos despedimos y vamos a acampar al «Hotel Municipal», un lugar con un porticón enorme abierto, algunas habitaciones y un jardín donde podemos acampar por muy poco dinero. La señora que lo lleva nos abre una habitación para poder usar el baño y montamos nuestra tienda al lado de los restos de la antigua fortaleza de Humaitá. Mientras nos organizamos vemos que por este lado todo está abierto. No hay paredes, ni rejas, ni nada,… pero si, mucho respeto.

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Humaitá que en guaraní significa «piedra antigua» (Yma: antigüedad e Itá: piedra) es un pueblito de con mucha vegetación, tierra roja y de antiguas casas gloriosas, que fueron mayormente destruidas durante la Guerra de la Triple Alianza, ya que acá y en sus alrededores se libraron numerosas batallas.

Ahora es un lugar tranquilo,  con poquitas casas, con mucho terreno y gente humilde que nos abre sus puertas.

Vamos a ver a la señora linda de la plaza, tomamos una cervecita y acordamos con ella lo que será nuestro menú personalizado de mañana. La noche está estrellada, en calma,… vamos a dormir contentos con nuestras vistas a las ruinas, un arco muy lindo de la antigua Iglesia de San Carlos Barromeo bombardeada durante la Guerra.

Unos días a orillas del río Paraguay, con comida casera y a otro ritmo…wpid-dscn0073.jpg